Elisa QUEREJETA, Aranzadi Zientzia Elkartea
El archivo fotográfico de Francisco Elósegui Limousin, imágenes de su fondo fotográfico 1930-1950, cuya muestra expositiva trascurrirá desde el 31 de marzo al día 6 de mayo de 2017 en el Palacio Aranburu de Tolosa, son el punto final de un proceso largo de trabajo: el que transcurre desde “el encuentro” con un conjunto de fotografías, su digitalización y documentación, su donación en este caso a una institución pública (el archivo municipal de Tolosa), y finalmente el de la selección de algunas de las imágenes más representativas de un estilo.1
Decía Susan Sontag que “El tiempo termina por elevar casi todas las fotografías, aun las más inexpertas, a la altura del arte”2.
No estoy segura de que ésta afirmación sea cierta pero sí suscribiría el aserto de que el tiempo suele dotar a las imágenes fotográficas de un carácter de excepcionalidad, aunque muchas veces, y a pesar de ser “ejemplares únicos”, nos encontramos con fotografías que no “nos dicen” nada, o “no cuentan nada” (siguiendo las categorizaciones de “punctum” —lo personal— y “studium” —lo general— de Roland Barthes).
F. Elósegui. “Esquina del Tinglado”. Tolosa. 1935ca.
No es el caso de las fotografías de Patxi Elósegui, que una vez vistas y analizadas, lo primero que nos hablan es de una época: los años que median entre 1930 y 1950 aproximadamente; de su autor: farmacéutico, fotógrafo aficionado y natural de Tolosa, y de sus gustos y aficiones: los paisajes de Uzturre y Aralar, Tolosa, su familia y sus amigos.
Muchos de estas características podrían coincidir con las de algunos de los habitantes y fotógrafos de aquella misma época en Tolosa, pero lo que a nuestro entender las hace ser especiales y particulares, es su estilo.
El estilo es un modo, una manera de... una destilación, y a través de él se vislumbra al productor de las imágenes.
He aquí algunos ejemplos:
La foto “Esquina del Tinglado”, de 1935ca nos muestra la sombra arrojada de tres niñas caminando y la barandilla del mercado del Tinglado sobre el adoquinado de la calle Solana. La imagen nos recuerda a las fotografías vanguardistas de los años 20, y aunque es espectacular y rememora el estilo del ordiziarra Nicolás Lekuona, hay que decir que esta manera de hacer apenas se repite en otras imágenes del archivo fotográfico.
Sin embargo, las imágenes “Maleta”, o “Marmitas en la fuente”, hechas a partir de uno o dos elementos descentrados, son imágenes limpias y rotundas, sin ruido, en las que prima la sencillez y en las que se ven los rasgos de un estilo caracterizado por la claridad en la elección del tema, el sutil uso de la luz y la precisión en la manera de componer.
F.Elósegui. “Maleta”. Tolosa. 1935ca.
F. Elósegui. “Marmitas en la fuente”. Tolosa. Gipuzkoa. 1950ca.
Así es como lo podemos apreciar en el ciclo de los paisajes y los retratos, lo mejor —por otra parte— que posee esta pequeña colección.
Los paisajes —en su conjunto— son tomas generales sencillas pero muy bien compuestas de vistas de los pueblos de la comarca de Tolosaldea, de zonas emblemáticas de Aralar, o del núcleo urbano de Tolosa visto desde Uzturre o desde el balcón de su casa de la calle Solana.
Son paisajes sencillos, delicados, bien compuestos, suavemente iluminados, y sacados en muchas ocasiones a primera hora del día.
F.Elósegui. “El arco de escolapios a contraluz”. Tolosa, Gipuzkoa. 1954.
Dentro de este grupo resulta interesante, por tener tanto valores artísticos como claramente documentales, la fotografía “El arco de Escolapios a contraluz”.
En esta imagen, como curiosidad, vemos en el panel de la izquierda de la fotografía vemos los carteles de dos conocidas películas de la época: “Ivanhoe” de Richard Thorpe, con Robert Taylor y Elizabeth Taylor como actores protagonistas, y el cartel de la comedia “Francis en los caballos”, protagonizada por la famosa mula Francis, ambas de los primeros años 50, algo que nos ayuda a ubicar la imagen en el tiempo.
Por otro lado, y para los estudiosos de la arquitectura e historia de Tolosa, vemos el arco emblemático de los Escolapios unido al muro y al fondo el centro escolar hace tiempo desaparecido.
Un tercer y cuarto elemento importante en esta fotografía son la luz y la imagen de una mujer de espaldas, ambas típicas del autor.
Otro bloque temático es el formado por los retratos.
F.Elósegui. “Mañu Elósegui Limousin”. 1953ca.
Son retratos hechos a su entorno más cercano: sus hermanas menores, Mañu y Euxeni, su familia extensa , y sus amigos de la botica: Pepe Oiarbide, Gregorio Garín, y Ramón Labayen, que aparecen en repetidas ocasiones.
Los retratos de sus hermanas, a las que fotografía una y otra vez en el mirador de la casa, son especialmente interesantes y tienen mucha fuerza. Posan de manera natural y en ellos la luz vuelve a ser la protagonista principal.
Joshepa fue muchos años la cocinera de la familia y en el retrato de Elósegui aparece retratada sin ningún aderezo en la galería trasera de la casa de la calle de la Solana. Los niños aparecen al lado del balcón bañados en luz, lo mismo que Mañu cuando se afana en la costura, o Críspulo cuando mira hacia fuera desde el interior de la farmacia.
De entre todos estos ejemplos y como muestra del estilo del autor hemos elegido este retrato de Mañu Elósegui que aquí aparece vestida con abrigo y que destaca por su impactante mirada.
Finalmente, podemos decir que bodegones, paisajes y retratos, forman un conjunto artístico que merece la pena disfrutar, realizado entre los años 30 y los años 50, antes y después de la tormenta de la guerra que solo asoma en estas imágenes en forma de silencio.
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